Juan Carlos Campo, Director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón

La incorporación de la i minúscula de innovación a los programas de Investigación y Desarrollo (I+D) es relativamente reciente. Como dato, el primer plan Nacional de I+D+i, fue el plan 2000-2003. Nunca antes la i minúscula formó parte del acrónimo.
Sin embargo, Asturias, su Gobierno, su Universidad y su tejido empresarial, fueron pioneros en anticipar el protagonismo de la innovación en el desarrollo de nuestra sociedad. Así, en 1998 crearon el Club Asturiano de la Innovación. Por entonces resultaba difícil hasta definir exactamente en qué consistía la i de innovación.
En 2007, la Comisión Europea creó el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología –EIT–. El objetivo del EIT ha sido integrar el triángulo del conocimiento: educación superior, investigación y negocio. Éstos objetivos del EIT ya estaban detrás del Club Asturiano de la Innovación nada menos que 10 años antes. Merece la pena destacar el hecho de que la propia Universidad de Oviedo se implicase en su creación y ofreciese sus instalaciones como sede del club. Lógicamente la educación superior es uno de los pilares de la innovación, como ha recogido el propio EIT. Pero las coincidencias no acaban ahí. El club tiene su sede en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, al igual que el propio EIT tiene la suya a 100 metros de la Facultad de Informática Universidad de Budapest, en un parque tecnológico pegado al campus y a 700 metros de la Universidad Politécnica de Budapest.
Actualmente, el EIT se ha convertido en uno los pilares fundamentales del programa Horizonte 2020, el programa de investigación e innovación de Unión Europea, que supondrá una inversión de 80.000 millones de € y de los que el EIT se llevará nada menos que alrededor de 3.000 millones de euros. El apoyo institucional es patente y la clave de que el EIT pueda abordar proyectos de gran envergadura. El motivo no es otro que la innovación es la clave del crecimiento, la competitividad y el bienestar social en el siglo XXI. La capacidad de una sociedad para innovar es crucial en una economía cada vez más intensiva en el conocimiento. Por todo ello la Unión Europea ha apostado fuertemente por potenciar el EIT.
Por suerte, Asturias ha tenido la visión de futuro de crear el Club Asturiano de la Innovación hace años. El tiempo, “ese juez insobornable que da y quita razones” le ha dado la razón, tanto por objetivos como por ubicación.
¿Apuesta Asturias por la Innovación? Si es así, hay que demostrarlo con los hechos. Afortunadamente, Asturias tiene una institución especializada en la innovación. Es fácil adivinar en qué debe materializarse la apuesta si de verdad creemos en la importancia de la Innovación como motor de desarrollo de un tejido empresarial realmente competitivo. Ahora ya tenemos referencias.
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