EUROLANDIA. Un parque temático

Guillermo Pérez-Holanda, Ceo Pérez-Holanda Consultores

Guillermo Pérez-Holanda, Ceo Pérez-Holanda Consultores
Guillermo Pérez-Holanda, Ceo Pérez-Holanda Consultores

Una anécdota reveladora.- Hace unos cinco años, aproximadamente, un querido colega estadounidense, me dijo algo en el acto de clausura de un congreso de negociación internacional en una prestigiosa Universidad en Cambridge, que me ha tenido preocupado desde entonces. Durante el consabido acto, se acercó a mí, al tiempo de los postres y me dijo (en inglés, obviamente): -“¿Usted es europeo verdad?-, y antes de que yo, ingenuo de mí, le pudiera responder que sí, que era europeo, español (y asturiano, además), me espetó: “Deje que le diga algo sobre el futuro del mundo y de Europa, especialmente…”-, durante la pausa que siguió, encendió orgulloso su puro y después de ahumarme bien, me volvió a decir con un acento sureño muy fuerte: “El futuro es el siguiente: América va a ser el laboratorio, el departamento de investigación del mundo; nuestra fábrica va a estar en los países BRICS (o sea, para los profanos en el tema: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y Europa va a ser un inmenso parque temático gigante, como nos gustan a nosotros. Imagínese no tienen que hacer la inversión, pues ya lo tienen construido y con unos inmuebles magníficos”. – Otra vez, antes de que yo pudiera intervenir, alguien le llamó y se alejó diciendo, primero, y gritando después: ¿Qué le parece?, ¿No ve Usted que la situación es irreversible?

El impacto de una idea.- La verdad es que, mientras le observaba alejarse, la visión que me proponía el hombre se me antojaba lúcida, con la lucidez de quién sabe lo que dice y tiene la capacidad de síntesis que otorgan dos güisquis con hielo. Quise hablar con él para ahondar en sus ideas y ver hasta donde llegaban, pero aquel exabrupto bastó. El retrato era dantesco, pero a la vez revelador: (1) USA pretendería mantener el control de las ideas, de las invenciones y de la innovación, es decir, mantener la famosa brecha tecnológica, cuyos royalties le proporcionan pingües beneficios a sus empresas, fundaciones y Universidades, desde hace años; (2) la fábrica del mundo con sus costes sociales, laborales, etc., serían desplazados a terceros países con recursos, materias primas y mano de obra barata y disciplinada. La energía vendría de países controlados y amigos; y (3) a Europa, solo le quedaría un papel: el turismo histórico y cultural, sin industria y sin innovación real, el turismo que vendría a vivir nuestra historia, nuestros monumentos, nuestras capitales, nuestra cultura especial, nuestro pasado, en suma, como en una inmenso EUROLANDIA. El resto del mundo no sería un inmenso agujero negro. Más aún, según sus ideas USA sería el futuro, la investigación y las ideas, los BRICS, el presente, la fábrica barata con costes energéticos controlados y Europa el pasado glorioso.

Las preguntas que me llevan rondando en la cabeza desde entonces son las siguientes (que son obvias): ¿Qué está haciendo nuestra sociedad para que esto no sea así? ¿Cuál sería la solución a este interrogante?, ¿Qué remedios y propuestas políticas conjuntas europeas se están realizando?. Como todas las preguntas simples, tiene respuestas muy complejas. Tanto, que he desistido, como humilde abogado internacional en la periferia norteña española, a esbozar una respuesta, y he llegado a pensar en algún momento (al principio), como otros compañeros de Universidad y el propio Unamuno: ¡Qué se solucione solo! (la vida es muy rica en sorpresas) o, ¡Qué lo solucionen ellos! (es decir, otros). Sin embargo, también pienso que a medio plazo esa solución es muy cómoda y que, quizás y solo quizás, tendríamos que hacer algo más los implicados, las empresas, asesores y consultores profesionales. Ese es, desde entonces, mi objetivo primordial: tratar de invertir esa tendencia. Difícil tarea.

La respuesta política.- Llevo mucho tiempo dándole vueltas y muchos kilómetros de los cinco continentes recorridos y últimamente la pregunta ha vuelto con fuerza al constatar una nueva iniciativa de la Comunidad Europea en materia de innovación que, aunque bien recibida, llega tarde y va en vía lenta. Aún así veámosla: los derechos de propiedad industrial son una de las siete iniciativas intersectoriales para la nueva política industrial de la UE (desde 1989). Para estimular el crecimiento y la innovación, conviene mejorar las condiciones marco de la industria, que incluyen un sistema efectivo de protección y gestión de los Derechos de propiedad industrial IPR –, en dos ámbitos: (i) derechos de la propiedad intelectual e industrial (IPR) en general, con el fin de identificar las medidas nacionales existentes y valorar los problemas a los que se enfrentan las PYME sobre el terreno y poder proponer respuestas unificadas ajustadas a la realidad (que no siempre lo son); y (ii) los sistemas de patentes en Europa, en los que se buscan las debilidades del sistema y qué cambios son necesarios para mejorar la innovación y la competitividad, el crecimiento y el empleo en una economía basada en el conocimiento. Las cuestiones se centran en el marco jurídico de la aldea global y ver que respuesta da Europa a los interrogantes antes planteados.

Este concepto fue recogido en las conclusiones del Consejo Europeo de Lisboa, en el que se solicitó una patente comunitaria para finales de 2001, pero la realidad es que vamos muy lentos y en 2014, camino del horizonte 2020, sigue sin definirse una estrategia más clara para las empresas (los americanos y los demás no paran…).

La propuesta de patente comunitaria europea para el mercado único, formalmente ha estado en la mesa del Consejo desde 2000, pero el acuerdo global no llega y cuando ha llegado por la vía de la negociación de compromiso, nos hemos encontrado, tal como vengo diciendo desde el 2006 que el vehículo es insuficiente (sigue sin proteger muchos campos de industrias importantes para la UE, como se hace en USA), resulta dividido y excluyente (han quedado fuera por la cuestión semántica España e Italia) y plantea una nueva babel procedimental y lingüística (al coexistir tres procedimientos y tres idiomas, ninguno el español, por cierto), como en muchos otros campos comunitarios; es caro (no solo por el tipo de cambio de la divisa) y poco efectivo (pues vuelve a tener efectos parciales fuera de Europa, con las tramitaciones Europea, PCT y las inacabables fases nacionales y oposiciones). Pero, sobre todo, España, de nuevo se ha quedado a las puertas y excluida del acceso a la protección de la tecnología europea unitaria. Parece cada vez más claro que nos tendremos que dedicar a la tecnología y fabricación low-cost, al turismo (a ser la Florida europea) y a ser destajistas de los países tecnológicos: como dicen en México a ser la maquila de Europa.

De hecho, hasta ahora, solo se había logrado, en este campo, una exigua victoria, con la Cooperación reforzada, con la Decisión 2011/167/UE del Consejo de 10 de marzo de 2011 por el que se autorizaba una cooperación reforzada en el ámbito de la creación de protección mediante una patente unitaria, por la que 25 Estados miembros instauraban entre ellos una cooperación reforzada en el ámbito de la creación de una protección mediante una patente unitaria trilingüe (en inglés, francés y alemán), sometida a una única jurisdicción especializada que conozca de dicha materias. Finalmente, el 17 de diciembre del 2012, vieron la luz los Reglamentos (UE) nº 1257/2012 y 1260/2012, relativos a la creación de una patente de protección unitaria en la Unión Europea y su jurisdicción, en los que se consolidaron estas respuestas al sentir general, con el que se pudiera competir con los sistemas de protección de la propiedad industrial de otros países como Estados Unidos, Canadá, Japón o China.

Finalmente, las patentes solo estarán disponibles en inglés, francés y alemán, aunque los interesados podrán someter sus solicitudes en cualquier idioma de la Unión y después del registro, la patente será traducida en los tres idiomas indicados.

Además de la norma sobre el régimen de lenguas, el segundo Reglamento crea una jurisdicción única y especializada (con un tribunal central en París), al que también se ha sumado Roma (qué listos los italianos que si apoyan esta jurisdicción). Además de la sede central, también se establecerán varias Cortes especiales: una en Londres y otra en Munich. Resultado del campeonato de Europa de investigación: eje anglo-franco-alemán 10 – eje hispano 0, ¡lástima que no se trate de fútbol!

La antigua Oficina Europea de Patentes evaluaba las peticiones y concedía la patente europea si el caso cumplía los requisitos previstos. Sin embargo, para que ésta tuviera efecto en un Estado miembro, el inventor tenía que solicitar su validación nacional en cada país donde deseaba que la patente estuviera protegida (este seguirá siendo el sistema para España). Esto conllevaba elevados gastos administrativos y de traducción, que quieren evitarse con la puesta en marcha de este sistema único para toda Europa.

Sin embargo, el logro de crear la patente unitaria europea, ha quedado empañado por la falta de apoyo de España e Italia, que consideran que con esta decisión se está discriminando a sus lenguas oficiales ya que no han sido admitidas para registrar las patentes. De este modo, las patentes nuevas tendrán efecto en los 25 estados miembros que han apoyado el proyecto, pero deberán registrarse mediante un procedimiento distinto para que tengan validez en España y lo mismo para los efectos internacionales. ¡Nuevamente, quedamos excluidos y discriminados!

De hecho, esta discriminación de las empresas españolas tecnológicas se puede evaluar en las siguientes conclusiones:

– en cuanto a costes de registro, nosotros pagaremos unos 25-30.000€ más, según cálculos de la Comisión (la patente unitaria costaría unos 4-5.000€ y la europea unos 30-35.000€),

– en cuanto a trámites, nosotros tendremos tantos como países (nuestra competencia uno solo a efectos europeos) y

– en cuanto a protección territorial unitaria, tendremos menos que nuestros homólogos europeas (pues en las nuevas normas los efectos validantes se producen en todos los territorios firmantes a la vez), aunque en contraprestación también tendrán menos efectos invalidantes (pues en la nueva norma una vez que se declare una patente nula por el Tribunal de patentes también produce efectos en todos los países a la vez, no como ahora).

– en cuanto a costes judiciales, nosotros pagaremos más pues tendremos que defender la patente país por país y no en el tribunal central de patentes, si bien, también nos da más opciones de defensa (tantas como tribunales), pues así lo dispone la norma (y por decir algo positivo)

Por tanto, las empresas españolas deberán seguir protegiendo sus invenciones en Europa por la vía existente hasta el momento, el Convenio de Patente Europea, lo que supone que existe un procedimiento unificado de solicitud pero se traduce en un haz de patentes nacionales con diferentes regímenes jurídicos, diferentes mecanismos de defensa y múltiples costes de mantenimiento, o bien optar por el “nuevo” sistema de Patente Única Europea, pero sin que la protección de ésta se extienda a España e Italia.

Dada la actuación administrativa, la pregunta final es: ¿A quién quiere proteger nuestra legislación?, ¿ a las multinacionales o a las PYMES?. Esta es la cuestión. Hasta ahora solo protegemos a las primeras. A las segundas (que son la base de nuestra economía) no, por varias razones, quizás no intencionadas: complejidad del sistema, carestía del mismo, desconocimiento, ingentes cantidades de papel y horas, poca protección efectiva, necesidad de un ejército de abogados para luchar la efectividad del derecho protegido, etc. Las Pymes ni siquiera se acercan a este campo y cuando lo hacen son incapaces de saber que hacer. Este es el problema actual.

Por ello, para las PYMES tendremos que seguir recurriendo a sistemas contractuales, de depósitos, registros menores y preconstitución de pruebas diversas, pero sin poder llegar al meollo de la cuestión: una patente única y barata que proteja en todos los territorios. Y para las PYMES españolas seguiremos buscando soluciones a medida, que intenten buscar rapidez, efectividad mundial y precio ajustado: tarea de titanes.

La solución privada.- En consecuencia, nuestra lucha debería ser (ya lo está siendo en algunos casos sobresalientes) buscar la mejor forma de proteger lo que tenemos y de realizar con ello comercio innovador y equilibrado. Deberíamos buscar la investigación real y la innovación técnica, la especialización a través de la formación de calidad y debemos potenciar los servicios y conocimientos conexos de alto nivel; así como implantar el espíritu empresarial en las nuevas generaciones, no adormecerles.

Por tanto, no debemos seguir el camino marcado de la innovación “virtual” o irreal, pautada en pos de las subvenciones y no del mercado; ni de la investigación teórica pura, alejada del mundanal ruido; ni la senda del conocimiento genérico universalizado e ignorante que emana del uso de las nuevas tecnologías; ni de la exclusión del servicio como algo no productivo, no industrial (en el sentido decimonónico); ni el de la inyección financiera de morfina pública, por qué con solo esto no iremos a ningún sitio.

La parte positiva es que, como hasta ahora, tendremos que ingeniárnoslas para, con poco dinero y pocos medios, proteger y transferir la innovación y el conocimiento que existe en muchas empresas españolas. La parte negativa es que, como todos sabemos, vivimos en un estado de competencia feroz, en el que el entorno es cambiante a velocidad de vértigo y solo las empresas que tienen capacidad de adaptación sobreviven. Nuestro Estado, tal como lo habíamos diseñado, se está desmoronando, también en esto y nuestros organismos, bajo ciertas condiciones, no llegan a solucionar los problemas acuciantes que tenemos con rapidez. ¡Dios nos coja confesados!

Por ello, creo que las nuevas iniciativas de impulso a la innovación deben contemplar todos estos aspectos para que podamos resultar competitivos y rentables a la vez y poder asegurar un futuro para nuestros hijos. Hagamos entre todos que la imagen de mi “colega americano” resulte totalmente incierta en unos años y que el supuesto parque temático sean otros. Y si no, ya sabemos, el lema de siempre: siesta, sol y fiesta.

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Comentarios

Una respuesta a “EUROLANDIA. Un parque temático”

  1. Avatar de MÓNICA DÍAZ
    MÓNICA DÍAZ

    Que España no esté en la patente unitaria no significa que un español tenga que solicitar la patente europea y luego país por país en los países comunitarios, sino que podrá solicitar directamente la patente unitaria, aparte de la patente nacional si quiere estar protegido también en España. Lo mismo que un alemán que quiera tener una patente registrada también en España: aparte de la unitaria tendrá también que solicitar la patente española.
    El mayor problema de la patente unitaria para los españoles no es exactamente el idioma, sino la jurisdicción única en Francia – Gran Bretaña – Alemania: ir a defender la patente unitaria de una empresa española a cualquiera de esos países frente a un nacional de esos países nos va a costar lo mismo estando fuera de la patente unitaria que estando dentro: muchísimo más que al francés/inglés/alemán al que nos enfrentemos.

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